ETERNAMENTE “ SIMBIONTES”

En ocasiones, se nos califica a los que hacemos bonsai, de torturadores, quizás por el hecho de ”sesgarles”  su desbocado crecimiento natural o tal vez, por someterlos a “crueles procesos” con el único fin de darles la forma deseada.

           Somos absolutamente conscientes de que tratamos con seres vivos, y en consecuencia actuamos. Tanto en la realización de un alambrado, que pudiera parecer brutal por el calibre del alambre utilizado, en la práctica  de una poda drástica, un defoliado total e incluso en la realización de labores más invasivas, que también en ocasiones se realizan  para someter determinadas ramas al dobles deseado, se utilizan técnicas que ni siquiera la propia naturaleza ejecutaría con tanto esmero.

           No pretendemos dañar, estas técnicas tienen coste cero para el árbol. Alejándonos de ese adjetivo, lo que pretendemos es ennoblecer aún más, la evolución natural de ese ser vivo que tenemos entre nuestras manos, estudiando su diseño y propiciándole una serie de cuidados que probablemente jamás tendrían en su hábitat natural.

En otras ocasiones incluso nos permitimos, el  poner una gota de vida donde ya no existía, haciendo brotar como por arte de magia, un tronco seco que probablemente en otras manos acabaría en la hoguera.

           No somos torturadores, si esto fuera así, reaccionarían de otra manera, los hacemos vivir, creciendo con nosotros, a cambio nos hacen sentir y sin lugar a dudas, crecemos mejor con ellos.

Extraña, pero natural simbiosis!!